Marco Constitucional
La Constitución de la República, norma fundamental que contiene los principios políticos en los que se basa nuestra sociedad, contiene una serie de normas particularmente relevantes que no pueden ser ignoradas a la hora de analizar y diseñar la política comercial del país.
Artículo 6°.
En los tratados internacionales que celebre la República propondrá la cláusula de que todas las diferencias que surjan entre las partes contratantes, serán decididas por el arbitraje u otros medios pacíficos.
La República procurará la integración social y económica de los Estados Latinoamericanos, especialmente en lo que se refiere a la defensa común de sus productos y materias primas. Asimismo, propenderá a la efectiva complementación de sus servicios públicos.
Artículo 7°.
Los habitantes de la República tienen derecho a ser protegidos en el goce de su vida, honor, libertad, seguridad, trabajo y propiedad. Nadie puede ser privado de estos derechos sino conforme a las leyes que se establecieron por razones de interés general.
Artículo 50.
El Estado orientará el comercio exterior de la República protegiendo las actividades productivas cuyo destino sea la exportación o que reemplacen bienes de importación. La ley promoverá las inversiones destinadas a este fin, y encauzará preferentemente con este destino el ahorro público.
Toda organización comercial o industrial trustificada estará bajo el contralor del Estado. Asimismo el Estado impulsará políticas de descentralización, de modo de promover el desarrollo regional y el bienestar general.
Artículo 53.
El trabajo está bajo la protección especial de la ley.
Todo habitante de la República, sin perjuicio de su libertad, tiene el deber de aplicar sus energías intelectuales o corporales en forma que redunde en beneficio de la colectividad, la que procurará ofrecer, con preferencia a los ciudadanos, la posibilidad de ganar su sustento mediante el desarrollo de una actividad económica.
Artículo 55.
La ley reglamentará la distribución imparcial y equitativa del trabajo.
Objetivos
La Política Comercial debe tener como objetivo permanente el de mejorar los niveles de bienestar y la calidad de vida de los uruguayos, a través del fomento y protección efectiva del trabajo nacional, de la creación de nuevas fuentes de empleo, de la mejora de la calidad de las actividades económicas generadoras de empleo y de sus entornos, de la mejora equitativa de los niveles de remuneración y de la protección de la salud de las personas, animales y plantas.
Asimismo, debe ser un instrumento para proteger, fortalecer, enriquecer y difundir nuestros valores nacionales y nuestra cultura, fomentando activamente el desarrollo de las vocaciones, las capacidades y la creatividad de nuestros trabajadores y empresarios, así como también la incorporación de inteligencia, conocimientos y habilidades a nuestra producción.
Además, debe estar orientada a la preservación del medio ambiente y a la explotación racional y sustentable de nuestros recursos naturales renovables y no renovables. La Política Comercial debe ser una herramienta para el crecimiento económico y desarrollo del país, y su eficacia debe medirse en función de su aporte al bienestar de los uruguayos.
El Uruguay vive hoy el mejor momento de su historia en lo relacionado con la demanda y el nivel de precios internacionales de sus productos agropecuarios de exportación. Sin embargo, esto no se ha traducido en una mejora sustancial de las condiciones socio-económicas del país. Entre otros factores, esto se debe a la ausencia total de una Política Comercial que responda los desafíos que plantea el actual contexto.
El próximo gobierno tendrá que enfrentar, entre muchos otros, el desafío de implementar una Política Comercial prácticamente desde punto cero, en un momento de un ciclo económico favorable que ni los más confiables analistas internacionales saben cuánto tiempo puede durar.
Instrumentos
Implementar una nueva Política Comercial implica revisar todas las políticas, medidas y legislación que impactan directa o indirectamente con el comercio exterior de bienes, tecnología y servicios del país.
Políticas y medidas relacionadas con las importaciones, exportaciones, tránsito, mercado de cambios, impuestos, etc., deben ser integradas dentro de un marco orientado a la consecución de los objetivos fijados.
Sector público y privado
En la implementación de una Política Comercial, la principal función que se debe asignar al sector público debe ser la de crear los contextos adecuados para que el sector privado desarrolle su actividad comercial en base a regímenes estables y predecibles. Asimismo, el Estado debe implementar políticas efectivas y combinadas de fomento productivo y de las exportaciones.
La Política Comercial, el libre comercio y la globalización
Si hay un área en la que la globalización es un fenómeno fragmentado, imperfecto e incompleto, y en la que existe a nivel internacional un doble discurso, es la del Comercio Internacional. El libre comercio, la plena vigencia de las leyes del mercado, la competencia libre y leal entre productores y entre los estados son objetivos deseables de alcanzar a largo plazo, pero no políticas que se apliquen plenamente por parte de los principales actores del comercio mundial. Las reglas y disciplinas que regulan el comercio internacional constituyen más un marco jurídico para gestionar controversias que un sistema de disciplinas para desarrollar el libre comercio.
Apertura de mercados y proteccionismo conviven en una realidad compleja del mundo que no puede ser enfrentado en base a respuestas simplistas. El libre comercio es un objetivo de largo plazo y el camino para alcanzarlo debe ser recorrido de un modo pragmático, si no se corre el riesgo de que los instrumentos que se supone deben contribuir a mejorar de la calidad de vida de los ciudadanos, se conviertan en chalecos de fuerza que den origen a frustraciones y a reacciones por parte de los diferentes actores de la economía.
Pensar que podemos prescindir de una política comercial propia que nos defina en función de la defensa de nuestros intereses comunes como Nación frente a los intereses de otros actores en el contexto comercial internacional, constituye un error, así como pensar que podemos privarnos de recurrir al uso de los instrumentos de la política comercial en base a teorías y doctrinas que no son aplicadas en el mundo, en materia de comercio, sino de forma parcial e interesada.
En este contexto una Política Comercial que apunte a la defensa efectiva de los intereses nacionales debe ser:
· Realista, basada en una muy clara concepción de nuestras características como país e idiosincrasias como sociedad, de los recursos de que disponemos, de nuestra ubicación en el mundo, de donde estamos en la materia y hacia donde queremos ir.
· Pragmática. La Política Comercial se caracteriza por desarrollarse en un ámbito generalmente “hostil”, en el que cada actor defiende sus intereses nacionales independientemente de afinidades y posiciones ideológicas. La capacidad de imponer visiones nacionales, derivadas de políticas internas, es limitada y está directamente relacionada con el peso de los estados en el contexto comercial o político internacional. En este contexto, la Política Comercial no puede enfocarse como un subproducto de la política económica, monetaria, agrícola o industrial del país, porque esto nos da una visión parcial del mundo desde la óptica del Uruguay. Ese tipo de miradas pueden ser relativamente válidas para países que tienen un peso específico relevante en el comercio mundial y que, por sus características o sus volúmenes de comercio, fijan pautas o son referencia en el contexto internacional. En nuestro caso, es necesario conjugar en una Política Comercial, nuestros intereses y nuestra visión con la que desde el mundo se tiene de Uruguay, de otros mercados relevantes a nuestros intereses y del funcionamiento del sistema internacional de comercio.
· Autónoma en su concepción y ejecución del resto de las políticas nacionales aunque debe coordinarse estrechamente con ellas. La Política Comercial no debe utilizarse como instrumento para anclar internacionalmente políticas internas.
· Flexible en sus definiciones coyunturales pero sólida en sus principios y objetivos, respaldada por la acción colectiva del Estado en defensa de nuestros intereses permanentes.
· Parte integral de la política exterior de la República, debe nutrirla de contenidos prácticos en función de los intereses nacionales específicos.
La seguridad jurídica, la estabilidad económica y la previsibilidad son, por otra parte, requisitos indispensables para el éxito de una política de relaciones económico-comerciales externas
En la concepción e implementación de la Política Comercial es imprescindible tener una doble mirada del comercio exterior tanto como exportadores y como importadores, con todo lo que implica, además, ser parte de una Unión Aduanera imperfecta como el Mercosur.
Inserción regional e inserción internacional
Sobre la base del concepto de regionalismo abierto, la Política Comercial debe establecer los lineamientos para profundizar nuestra integración regional, a la vez que contener los principios y las normas que faciliten y fomenten la apertura comercial de mercados de fuera de la región.
Negociaciones comerciales internacionales
Los múltiples ejercicios de negociación comercial y de apertura de mercados en los que se ha embarcado el país en los últimos años, han generado —en los papeles y en la teoría, pero no así en los hechos—, un volumen de oportunidades de negocios que supera ampliamente nuestra oferta exportable. Aun en situaciones normales necesitaríamos un flujo inimaginable de inversiones para poder aprovecharlas en una pequeña porción. Esta situación debe llamarnos a reflexión. La Política Comercial que diseñemos debe ser selectiva, precisa, realista y eficaz en la selección de sus objetivos. La prioridad y el énfasis deben estar puestos en las negociaciones tendientes a eliminar aquellos obstáculos que dificultan corrientes de comercio, dándoles absoluta prioridad a aquellas medidas que, directa o indirectamente, tienen efectos negativos sobre los precios de nuestros productos. Es imprescindible realizar un seguimiento y evaluación periódicos del funcionamiento de los acuerdos comerciales, de la utilización de las concesiones negociadas por parte de las empresas y del aprovechamiento de las oportunidades comerciales derivadas de la integración. Debemos reelaborar, tanto para los contenidos como para las formas, las pautas, los criterios y las estrategias de negociación en materia económico-comercial del país.
MERCOSUR
Nuestra participación en el Mercosur nos impone una serie de desafíos a la hora de diseñar nuestra Política Comercial ya que ésta debe manejar nuestras relaciones bilaterales con los países del bloque, la política comercial común, las relaciones regionales y extra regionales y las relaciones multilaterales. Por otra parte, condiciona fuertemente nuestras relaciones bilaterales con terceros países. Esta situación implica que debemos ser activos y eficientes en nuestra participación en las actividades —tanto a nivel político como a nivel técnico, del Mercosur—, y eso debe reflejarse en el diseño de nuestra Política Comercial en una estrategia que nos permita obtener los máximos beneficios del potencial que se deriva de nuestra participación en el bloque.
ALADI
La ALADI tiene gran importancia en el diseño de una Política Comercial en función de ser el ámbito de negociación que engloba los diferentes países y bloques de la región y nos permite además influir indirectamente en las políticas del Mercosur.
OMC
Las reglas y disciplinas del sistema multilateral de comercio establecen el marco normativo para la concepción e implementación de una Política Comercial nacional. No se puede concebir una Política Comercial funcional a la defensa efectiva de los intereses nacionales, si no se recogen en ella los compromisos multilaterales asumidos por el país, si no se utilizan los instrumentos y recursos que nos permiten defender nuestros intereses, si no se mantiene una participación muy activa en todos los ámbitos de la OMC y en las negociaciones que se realizan bajos sus auspicios.
Políticas sectoriales
La Política Comercial debe, necesariamente, contener medidas específicas para atender las necesidades de los diferentes sectores o para evitar el impacto negativo que muchas veces tienen los cambios en el contexto internacional sobre la producción, el empleo o el consumo. Asimismo, las políticas sectoriales deben tender a cambiar el concepto de agregar valor en las cadenas por el de crear valor para integrarlo en productos transables internacionalmente en función de la demanda y el consumo.
Las personas sólo hacen muy bien aquello para lo que tiene aptitudes, habilidades y vocación, lo que hace sus actividades sustentables más allá de las inestabilidades de mercado.
La competitividad de las exportaciones no se construye en base a precios, sino en base a la incorporación de inteligencia, creatividad e intangibles, y a la eficacia de los servicios asociados y a la calidad de los productos. Por ello es necesario que las políticas comerciales sectoriales incorporen las medidas necesarias que permitan mejorar la inserción internacional de la producción nacional a largo plazo.
Reforma institucional
La formulación de una nueva Política Comercial debe estar acompañada de una profunda reforma de la estructura institucional que, desde el Estado, tiene injerencia en los temas de comercio exterior. Esa reforma tiene que estar orientada a la racionalización del gasto y del uso de los recursos, en una estructura que unifique los diferentes servicios vinculados con el comercio exterior. Debe organizarse en torno a una fuerte y sólida estructura externa apoyada desde Uruguay por un grupo de técnicos y negociadores altamente especializados en los temas relevantes de la agenda internacional en materia económico-comercial. A su vez, debe acercar —en coordinación con las Intendencias Municipales—, la Política Comercial al interior del país, que es donde se desarrolla una parte sustancial del la producción exportadora nacional.
Recursos humanos
La implementación de una Política Comercial requiere del lado del Estado, de recursos humanos formados y calificados, que posean las características y dotes personales que permitan defender de la manera más eficaz los intereses nacionales en los diferentes ámbitos de actuación.
Asimismo, la modificación sustantiva de los contenidos científicos y tecnológicos en los que se basa la producción, impone tener recursos humanos formados y permanentemente actualizados en las diferentes disciplinas, en todos los sectores de la economía. Por ese motivo, las políticas educativas y de formación juegan un rol fundamental en la implementación a largo plazo de una Política Comercial exitosa.
Política de Estado
La Política Comercial debe concebirse como una política de Estado de largo plazo. Como tal, no sólo debe contar con el apoyo de los diferentes partidos políticos, sino que también con el de los productores, los trabajadores, los empresarios, el sector financiero y los ciudadanos. Para esto es necesario que todos los sectores participen en su elaboración y evaluación.
La Constitución de la República, norma fundamental que contiene los principios políticos en los que se basa nuestra sociedad, contiene una serie de normas particularmente relevantes que no pueden ser ignoradas a la hora de analizar y diseñar la política comercial del país.
Artículo 6°.
En los tratados internacionales que celebre la República propondrá la cláusula de que todas las diferencias que surjan entre las partes contratantes, serán decididas por el arbitraje u otros medios pacíficos.
La República procurará la integración social y económica de los Estados Latinoamericanos, especialmente en lo que se refiere a la defensa común de sus productos y materias primas. Asimismo, propenderá a la efectiva complementación de sus servicios públicos.
Artículo 7°.
Los habitantes de la República tienen derecho a ser protegidos en el goce de su vida, honor, libertad, seguridad, trabajo y propiedad. Nadie puede ser privado de estos derechos sino conforme a las leyes que se establecieron por razones de interés general.
Artículo 50.
El Estado orientará el comercio exterior de la República protegiendo las actividades productivas cuyo destino sea la exportación o que reemplacen bienes de importación. La ley promoverá las inversiones destinadas a este fin, y encauzará preferentemente con este destino el ahorro público.
Toda organización comercial o industrial trustificada estará bajo el contralor del Estado. Asimismo el Estado impulsará políticas de descentralización, de modo de promover el desarrollo regional y el bienestar general.
Artículo 53.
El trabajo está bajo la protección especial de la ley.
Todo habitante de la República, sin perjuicio de su libertad, tiene el deber de aplicar sus energías intelectuales o corporales en forma que redunde en beneficio de la colectividad, la que procurará ofrecer, con preferencia a los ciudadanos, la posibilidad de ganar su sustento mediante el desarrollo de una actividad económica.
Artículo 55.
La ley reglamentará la distribución imparcial y equitativa del trabajo.
Objetivos
La Política Comercial debe tener como objetivo permanente el de mejorar los niveles de bienestar y la calidad de vida de los uruguayos, a través del fomento y protección efectiva del trabajo nacional, de la creación de nuevas fuentes de empleo, de la mejora de la calidad de las actividades económicas generadoras de empleo y de sus entornos, de la mejora equitativa de los niveles de remuneración y de la protección de la salud de las personas, animales y plantas.
Asimismo, debe ser un instrumento para proteger, fortalecer, enriquecer y difundir nuestros valores nacionales y nuestra cultura, fomentando activamente el desarrollo de las vocaciones, las capacidades y la creatividad de nuestros trabajadores y empresarios, así como también la incorporación de inteligencia, conocimientos y habilidades a nuestra producción.
Además, debe estar orientada a la preservación del medio ambiente y a la explotación racional y sustentable de nuestros recursos naturales renovables y no renovables. La Política Comercial debe ser una herramienta para el crecimiento económico y desarrollo del país, y su eficacia debe medirse en función de su aporte al bienestar de los uruguayos.
El Uruguay vive hoy el mejor momento de su historia en lo relacionado con la demanda y el nivel de precios internacionales de sus productos agropecuarios de exportación. Sin embargo, esto no se ha traducido en una mejora sustancial de las condiciones socio-económicas del país. Entre otros factores, esto se debe a la ausencia total de una Política Comercial que responda los desafíos que plantea el actual contexto.
El próximo gobierno tendrá que enfrentar, entre muchos otros, el desafío de implementar una Política Comercial prácticamente desde punto cero, en un momento de un ciclo económico favorable que ni los más confiables analistas internacionales saben cuánto tiempo puede durar.
Instrumentos
Implementar una nueva Política Comercial implica revisar todas las políticas, medidas y legislación que impactan directa o indirectamente con el comercio exterior de bienes, tecnología y servicios del país.
Políticas y medidas relacionadas con las importaciones, exportaciones, tránsito, mercado de cambios, impuestos, etc., deben ser integradas dentro de un marco orientado a la consecución de los objetivos fijados.
Sector público y privado
En la implementación de una Política Comercial, la principal función que se debe asignar al sector público debe ser la de crear los contextos adecuados para que el sector privado desarrolle su actividad comercial en base a regímenes estables y predecibles. Asimismo, el Estado debe implementar políticas efectivas y combinadas de fomento productivo y de las exportaciones.
La Política Comercial, el libre comercio y la globalización
Si hay un área en la que la globalización es un fenómeno fragmentado, imperfecto e incompleto, y en la que existe a nivel internacional un doble discurso, es la del Comercio Internacional. El libre comercio, la plena vigencia de las leyes del mercado, la competencia libre y leal entre productores y entre los estados son objetivos deseables de alcanzar a largo plazo, pero no políticas que se apliquen plenamente por parte de los principales actores del comercio mundial. Las reglas y disciplinas que regulan el comercio internacional constituyen más un marco jurídico para gestionar controversias que un sistema de disciplinas para desarrollar el libre comercio.
Apertura de mercados y proteccionismo conviven en una realidad compleja del mundo que no puede ser enfrentado en base a respuestas simplistas. El libre comercio es un objetivo de largo plazo y el camino para alcanzarlo debe ser recorrido de un modo pragmático, si no se corre el riesgo de que los instrumentos que se supone deben contribuir a mejorar de la calidad de vida de los ciudadanos, se conviertan en chalecos de fuerza que den origen a frustraciones y a reacciones por parte de los diferentes actores de la economía.
Pensar que podemos prescindir de una política comercial propia que nos defina en función de la defensa de nuestros intereses comunes como Nación frente a los intereses de otros actores en el contexto comercial internacional, constituye un error, así como pensar que podemos privarnos de recurrir al uso de los instrumentos de la política comercial en base a teorías y doctrinas que no son aplicadas en el mundo, en materia de comercio, sino de forma parcial e interesada.
En este contexto una Política Comercial que apunte a la defensa efectiva de los intereses nacionales debe ser:
· Realista, basada en una muy clara concepción de nuestras características como país e idiosincrasias como sociedad, de los recursos de que disponemos, de nuestra ubicación en el mundo, de donde estamos en la materia y hacia donde queremos ir.
· Pragmática. La Política Comercial se caracteriza por desarrollarse en un ámbito generalmente “hostil”, en el que cada actor defiende sus intereses nacionales independientemente de afinidades y posiciones ideológicas. La capacidad de imponer visiones nacionales, derivadas de políticas internas, es limitada y está directamente relacionada con el peso de los estados en el contexto comercial o político internacional. En este contexto, la Política Comercial no puede enfocarse como un subproducto de la política económica, monetaria, agrícola o industrial del país, porque esto nos da una visión parcial del mundo desde la óptica del Uruguay. Ese tipo de miradas pueden ser relativamente válidas para países que tienen un peso específico relevante en el comercio mundial y que, por sus características o sus volúmenes de comercio, fijan pautas o son referencia en el contexto internacional. En nuestro caso, es necesario conjugar en una Política Comercial, nuestros intereses y nuestra visión con la que desde el mundo se tiene de Uruguay, de otros mercados relevantes a nuestros intereses y del funcionamiento del sistema internacional de comercio.
· Autónoma en su concepción y ejecución del resto de las políticas nacionales aunque debe coordinarse estrechamente con ellas. La Política Comercial no debe utilizarse como instrumento para anclar internacionalmente políticas internas.
· Flexible en sus definiciones coyunturales pero sólida en sus principios y objetivos, respaldada por la acción colectiva del Estado en defensa de nuestros intereses permanentes.
· Parte integral de la política exterior de la República, debe nutrirla de contenidos prácticos en función de los intereses nacionales específicos.
La seguridad jurídica, la estabilidad económica y la previsibilidad son, por otra parte, requisitos indispensables para el éxito de una política de relaciones económico-comerciales externas
En la concepción e implementación de la Política Comercial es imprescindible tener una doble mirada del comercio exterior tanto como exportadores y como importadores, con todo lo que implica, además, ser parte de una Unión Aduanera imperfecta como el Mercosur.
Inserción regional e inserción internacional
Sobre la base del concepto de regionalismo abierto, la Política Comercial debe establecer los lineamientos para profundizar nuestra integración regional, a la vez que contener los principios y las normas que faciliten y fomenten la apertura comercial de mercados de fuera de la región.
Negociaciones comerciales internacionales
Los múltiples ejercicios de negociación comercial y de apertura de mercados en los que se ha embarcado el país en los últimos años, han generado —en los papeles y en la teoría, pero no así en los hechos—, un volumen de oportunidades de negocios que supera ampliamente nuestra oferta exportable. Aun en situaciones normales necesitaríamos un flujo inimaginable de inversiones para poder aprovecharlas en una pequeña porción. Esta situación debe llamarnos a reflexión. La Política Comercial que diseñemos debe ser selectiva, precisa, realista y eficaz en la selección de sus objetivos. La prioridad y el énfasis deben estar puestos en las negociaciones tendientes a eliminar aquellos obstáculos que dificultan corrientes de comercio, dándoles absoluta prioridad a aquellas medidas que, directa o indirectamente, tienen efectos negativos sobre los precios de nuestros productos. Es imprescindible realizar un seguimiento y evaluación periódicos del funcionamiento de los acuerdos comerciales, de la utilización de las concesiones negociadas por parte de las empresas y del aprovechamiento de las oportunidades comerciales derivadas de la integración. Debemos reelaborar, tanto para los contenidos como para las formas, las pautas, los criterios y las estrategias de negociación en materia económico-comercial del país.
MERCOSUR
Nuestra participación en el Mercosur nos impone una serie de desafíos a la hora de diseñar nuestra Política Comercial ya que ésta debe manejar nuestras relaciones bilaterales con los países del bloque, la política comercial común, las relaciones regionales y extra regionales y las relaciones multilaterales. Por otra parte, condiciona fuertemente nuestras relaciones bilaterales con terceros países. Esta situación implica que debemos ser activos y eficientes en nuestra participación en las actividades —tanto a nivel político como a nivel técnico, del Mercosur—, y eso debe reflejarse en el diseño de nuestra Política Comercial en una estrategia que nos permita obtener los máximos beneficios del potencial que se deriva de nuestra participación en el bloque.
ALADI
La ALADI tiene gran importancia en el diseño de una Política Comercial en función de ser el ámbito de negociación que engloba los diferentes países y bloques de la región y nos permite además influir indirectamente en las políticas del Mercosur.
OMC
Las reglas y disciplinas del sistema multilateral de comercio establecen el marco normativo para la concepción e implementación de una Política Comercial nacional. No se puede concebir una Política Comercial funcional a la defensa efectiva de los intereses nacionales, si no se recogen en ella los compromisos multilaterales asumidos por el país, si no se utilizan los instrumentos y recursos que nos permiten defender nuestros intereses, si no se mantiene una participación muy activa en todos los ámbitos de la OMC y en las negociaciones que se realizan bajos sus auspicios.
Políticas sectoriales
La Política Comercial debe, necesariamente, contener medidas específicas para atender las necesidades de los diferentes sectores o para evitar el impacto negativo que muchas veces tienen los cambios en el contexto internacional sobre la producción, el empleo o el consumo. Asimismo, las políticas sectoriales deben tender a cambiar el concepto de agregar valor en las cadenas por el de crear valor para integrarlo en productos transables internacionalmente en función de la demanda y el consumo.
Las personas sólo hacen muy bien aquello para lo que tiene aptitudes, habilidades y vocación, lo que hace sus actividades sustentables más allá de las inestabilidades de mercado.
La competitividad de las exportaciones no se construye en base a precios, sino en base a la incorporación de inteligencia, creatividad e intangibles, y a la eficacia de los servicios asociados y a la calidad de los productos. Por ello es necesario que las políticas comerciales sectoriales incorporen las medidas necesarias que permitan mejorar la inserción internacional de la producción nacional a largo plazo.
Reforma institucional
La formulación de una nueva Política Comercial debe estar acompañada de una profunda reforma de la estructura institucional que, desde el Estado, tiene injerencia en los temas de comercio exterior. Esa reforma tiene que estar orientada a la racionalización del gasto y del uso de los recursos, en una estructura que unifique los diferentes servicios vinculados con el comercio exterior. Debe organizarse en torno a una fuerte y sólida estructura externa apoyada desde Uruguay por un grupo de técnicos y negociadores altamente especializados en los temas relevantes de la agenda internacional en materia económico-comercial. A su vez, debe acercar —en coordinación con las Intendencias Municipales—, la Política Comercial al interior del país, que es donde se desarrolla una parte sustancial del la producción exportadora nacional.
Recursos humanos
La implementación de una Política Comercial requiere del lado del Estado, de recursos humanos formados y calificados, que posean las características y dotes personales que permitan defender de la manera más eficaz los intereses nacionales en los diferentes ámbitos de actuación.
Asimismo, la modificación sustantiva de los contenidos científicos y tecnológicos en los que se basa la producción, impone tener recursos humanos formados y permanentemente actualizados en las diferentes disciplinas, en todos los sectores de la economía. Por ese motivo, las políticas educativas y de formación juegan un rol fundamental en la implementación a largo plazo de una Política Comercial exitosa.
Política de Estado
La Política Comercial debe concebirse como una política de Estado de largo plazo. Como tal, no sólo debe contar con el apoyo de los diferentes partidos políticos, sino que también con el de los productores, los trabajadores, los empresarios, el sector financiero y los ciudadanos. Para esto es necesario que todos los sectores participen en su elaboración y evaluación.